De unos años a esta parte ha calado en buena parte de la sociedad, especialmente entre las generaciones más jóvenes, el mantra de que la actividad ganadera no es beneficiosa para los animales, poniendo en cuestión la labor de los ganaderos y, por ende, sembrando dudas sobre el consumo de productos de origen animal.
Para Luis Fernando Gosálvez, catedrático de Producción Animal y socio fundador de SEPROBA, “la criminalización de la actividad ganadera es una estrategia promovida por intereses económicos orientada a poner en tela de juicio la legitimidad de los ganaderos de realizar una actividad digna a través de la cual nos proveen de alimentos de origen animal”.
Todo ello con el objetivo de empujar a la sociedad hacia un cambio de hábitos de consumo a través de mensajes que confunden a los consumidores y tergiversan la realidad de la práctica ganadera. De esta forma, la opinión pública, tiende a pensar que el ganadero no cuida bien a los animales y que se está aprovechando de ellos para ganar dinero.
“El resultado es que se está gestando una guerra de poder basada en intereses económicos por hacerse con un importante nicho de mercado”. “Este ataque se está realizando desde dos frentes: primero, a través de la obstaculización de las estructuras de producción; y segundo, a través de su encarecimiento, impactando, además, en el precio del producto final para que pierda competitividad en el mercado”, añade.
De ahí que, en su opinión, es fundamental que los integrantes de la cadena cárnico-ganadera realicen una intensa labor pedagógica y de comunicación para mostrar al conjunto de la sociedad la verdad del sector.